Un acto de rebelión.

La compañía de teatro en la que estaba si bien, es un semillero, le abre la puerta a cualquiera que tenga ganas de probar y entrarse al teatro musical, carecía de buena organización, los miembros del elenco y algunos padres nos involucramos mucho en las decisiones fuertes de la compañía. Lo que nos llevó a un final de temporada explosivo. 

El control fue tomado por diferentes personas, hasta que se perdió. Mezclaron en el ámbito profesional problemas personales y las cosas se hicieron más grandes de lo que eran, hasta salirse de nuestras manos. 

Cuando el problema llegó a su máximo y explotó, el director tomo la decisión de suspender las dos funciones restantes del proyecto, y los involucrados en el problema llegaron a acuerdos mediante la palabra. Por lo que ahora teníamos un proyecto cancelado y un gran elenco dispuesto a trabajar en conjunto. 

A pesar de que había una decisión tomada y anunciada, nos rebelamos, unimos fuerzas, cooperamos entre todos y sacamos adelante las funciones que restaban. Recibimos ayuda de muchas personas, algunas nos sorprendieron. Y a pesar de todo el esfuerzo, en esas últimas dos funciones también hubo algunos detalles que afortunadamente no pasaron a ser problemas, pero si generaron estrés. 

Fue un acto de rebelión que disfruté mucho (hasta ahora he disfrutado todas mis rebeldías), creo que nos benefició a la mayoría, nos abrió puertas nuevas y sin duda alguna, nos dio lecciones de vida que nos hicieron crecer. Aprendí mucho sobre la vida, los problemas, las personas, mi sentir y mi lugar en la vida en este momento. 


XOXO, Ana.



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